viernes, 26 de diciembre de 2014

El Séptimo Sello y Albertus Pictor


El museo de la provincia de Estocolmo, Läns museum, tiene una exposición de Albertus Pictor, quien puede describirse como uno de los principales pintores de Suecia. La obra artística de este artista está presente en más de 30 iglesias del país escandinavo. La importancia de Albertus Pictor no solo está motivada por su trabajo, en donde deja un testimonio claro de la época en que le tóco vivir, sino porque ha inspirado a otros artistas de su propia nacionalidad, aunque de alcance universal como es el caso del director de cine Ingmar Bergman.


Suecia, mediados del siglo XIV: La Peste Negra asola Europa. Tras diez años de combataes en las Cruzadas, el caballero sueco Antonius Blovk y su leal escudero regresan de Tierra Santa. Blovk es un hombre atormentado y lleno de dudas. En el camino se encuentra con la Muerte, que lo reclama. Entonces el caballero le propone jugar una partida al ajedrez, con la esperanza de obtener de ella las respuestas a las grandes cuestiones de la vida: la muerte y la existencia de Dios.


Esta es la sinopsis de El Séptimo Sello, una película dirigida por Ingmar Bergman en 1957. Nos hace pensar sobre la vida como un juego contra la muerte, un juego que de todas formas vamos a perder, aunque depende de nuestra creatividad e inteligencia ganarle tiempo a la muerte para agregar días a la vida, encontrarle sentido y respuesta a tantas incógnitas no resueltas (la guerra, la enfermedad, la injusticia, etc.). Esta escena tan famosa de la Muerte jugando al ajedrez contra un mortal está inspirada en el mural de Albertus Pictor, la muerte jugando al ajedrez. De hecho, Albertus Pictor también aparece como personaje en la película dialogando con Jöns, el escudero de Antonius Block.

En El Séptimo Sello es donde se ve la influencia que Albertus Pictor tiene sobre la obra de Bergman. Hay dos elementos que ocurren en este film. El primero es la partida de ajedrez entre un caballero que vuelve a su tierra después de años combatiendo, y un sujeto que personifica a la muerte misma. 



El segundo elemento que Bergman recrea en su film es la danza con la muerte que se escenifica ya tocando el final del film. Las pinturas de la muerte jugando ajedrez con el caballero y la danza con la muerte que pertenecen a Albertus Pictor se pueden apreciar en la iglesia medieval de Täby.


Este cuadro de Albertus Pictor y la película de Bergman nos muestran una realidad cruda pero siempre presente en la vida de todos nosotros: La Muerte. Lo terrorífica que es, ese esqueleto pálido con una eterna sonrisa que no es tranquilizadora, sino todo lo contrario. Esta juega al ajedrez con un mortal, es decir, no está quitando vidas en una cosecha sin fin. ¿Por qué el ajedrez? Será quizás, porque en él más que en cualquier juego, existen un sinfín de combinaciones pero que nos llevan siempre a un final. Un final que se puede prolongar porque el tiempo es lo que menos importa en comparación con otros deportes. En el ajedrez el tiempo es lo de menos. Si lo tomamos como una metáfora de la vida, podemos interpretarlo teniendo en cuenta no el éxito material o la fama, sino la sensación que podemos tener en el alma cuando se llega al final. Y la persona que juega con la muerte, solamente sabe que el juego, por más que pueda durar, terminará. La cuestión es saber cómo hacerlo, cómo terminarlo.
El film está rodado en blanco y negro, lo que hace mucho más interesante el juego simbólico de todos los elementos que lo componen. El negro (la muerte) contrasta con el blanco que caracteriza a los elementos más puros y nobles: los juglares, el niño pequeño y el joven matrimonio. También el tablero de ajedrez con sus fichas blancas y negras intensifica la relación entre el blanco y negro, la vida y la muerte.
Bergman eligió el escenario más adecuado (la época más oscura de la Edad Media) para presentarnos el panorama de la búsqueda existencialista. En palabras del propio director, esta película surgió «contemplando los motivos de pinturas medievales: los juglares, la peste, los flagelantes, la muerte que juega al ajedrez, las hogueras para quemar a las brujas y las Cruzadas. Esta película no pretende ser una imagen realista de Suecia en la Edad Media. Es un intento de poesía moderna, que traduce las experiencias vitales de un hombre moderno en una forma que trata muy libremente los hechos medievales. En el Medioevo los hombres vivían en el temor de la peste. Hoy viven en el temor de la bomba atómica. El séptimo sello es una alegoría con un tema muy sencillo: el hombre, su eterna búsqueda de Dios y la muerte como única certidumbre».

“- ¿Quién eres tú? 

- La muerte. 

- ¿Es que vienes por mí? 

- Hace ya tiempo que camino a tu lado. 

- Ya lo sé. 

- ¿Estás preparado? 

- El espíritu está pronto, pero la carne es débil. Espera un momento. 

- Es lo que todos decís, pero yo no concedo prorrogas.

- Tú juegas al ajedrez, ¿verdad? 

- ¿Cómo lo sabes?

- Lo he visto en pinturas y lo he oído en canciones. 

- Pues sí, realmente soy un excelente jugador de ajedrez.

- No creo que seas tan bueno como yo. 

- ¿Para qué quieres jugar conmigo? 

- Es cuenta mía. 

- Por supuesto. 

- Juguemos con una condición, si me ganas me llevarás contigo, si pierdes la partida me dejarás vivir. 

- Las negras para tí. 

- Era lo lógico, ¿no te parece?” 
El Séptimo Sello , Igmar Bergman.

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